Vidrieros en la lona
Mientras los obreros de Rigolleau reclaman ante un sindicato sordo y mudo ante la patronal, sus dirigente despidieron el año con una festichola que pagaron sus acreedores.
El SOIVA que vendió su sanatorio a un precio millonario, después de aprobarlo en una asamblea trucha, hoy se encuentra en cesación de pago, mientras sus directivos se dan la gran vida con dinero ajeno.