Cuando Macri ayudó a Marín a que Racing salga campeón en 2001
Mauricio dice si podemos hacer algo para que juegue Racing. Es la última fecha del campeonato y puede salir campeón —le dijo el flamante presidente Ramón Puerta a su ministro del Interior, Miguel Ángel Toma.
—Yo me ocupo, Ramón. Ya mismo lo llamo a Julio Grondona.
Era el viernes 21 de diciembre de 2001 por la tarde. Mauricio era el actual presidente electo, una de las visitas que Puerta recibió apenas se sentó en el despacho que acababa de ser desalojado por el radical Fernando de la Rúa, que cayó cuando todavía le faltaban casi dos años de mandato.
Puerta y Macri eran amigos; habían estudiado ingeniería civil en la Universidad Católica Argentina. Macri presidía el club Boca Juniors desde hacía seis años y había ganado todo. Al final del encuentro con Puerta, antes de la despedida, Macri le hizo un pedido.
—Con el estado de sitio, no podemos jugar la última fecha del campeonato. ¿Qué se puede hacer?
—Estamos viendo justo el tema del estado de sitio. ¿Qué partidos tienen que jugar?
—El más importante es el de Racing; están a punto de salir campeones. Hace treinta y cinco años que no salen campeones.
El cuarto personaje en esta historia —está narrada en mi último libro, Doce Noches— es otro amigo del presidente electo: el publicista Fernando Marín, que en la gran crisis ejercía la gerencia de Racing a través de Blanquiceleste, una sociedad anónima surgida luego de la quiebra del club, en 1999.
En una entrevista para ese libro, Puerta me dijo que, «como hincha de fútbol, me parecía una injusticia que no pudiera jugar Racing, pero inmediatamente lo agarré por el lado político, que era volver a un país normal. La televisión estaba meta mostrar cosas feas: incendios, saqueos… Por eso, me pareció muy bueno que la televisión de todo el país mostrara el partido por el campeonato y que la gente saliera a festejar».
Puerta estuvo solo cuarenta y ocho horas al frente del país, el tiempo suficiente para hacer una transición hacia Adolfo Rodríguez Saá, el gobernador de San Luis que fue ungido por la Asamblea Legislativa. Pero, fue decisivo en la consagración de Racing.
Toma llamó a Julio Grondona, el titular de la Asociación del Fútbol Argentino, y juntos acordaron que se jugaran los dos partidos definitorios: Vélez Sarsfield-Racing y River-Rosario Central, el jueves 27 de diciembre.
El acuerdo quedó plasmado en una reunión en la Casa Rosada el sábado 22 de diciembre al mediodía. Participaron Puerta, Grondona, Toma y Marín; la tapa del diario deportivo Olé del domingo fue muy certera: «Ganó Racing», informó, junto con la foto de los sonrientes participantes de la reunión.
Y ganó Racing, gracias a un arbitraje controvertido, que convalidó un gol de la Academia en evidente fuera de juego, como revelo en Doce Noches. Una situación que muchos hinchas de ese gran club prefieren no recordar.
Ahora, Marín tendrá a su cargo el Fútbol para Todos, la transmisión gratuita por TV de los partidos del fútbol profesional. Una decisión personalísima de Macri.
La promesa es que ahora la publicidad privada ayudará a financiar ese megaprograma estatal. Y que no se utilizará para hacer propaganda del nuevo gobierno ni para atacar a los medios críticos ni a los políticos opositores, como ocurrió durante el kirchnerismo.
De acuerdo con Horacio Pernasetti, integrante de la Auditoría General de la Nación, Fútbol para Todos le cuesta al presupuesto nacional 3 mil millones de pesos por año: 1.700 millones por el contrato con la AFA; el resto se va en gastos de producción y televisación, el sueldo de relatores, comentaristas y periodistas, viáticos…